¿Qué idea se tiene sobre las playlists?
Algunos profesionales del sector de la música hemos tenido el privilegio de estar en talleres (workshops) en los cuales el personal de plataformas de streaming revela información clave como:
– El 50% del consumo mundial de música proviene de playlists algorítmicas.
– El usuario promedio sólo desea que le recomienden música en función a sus gustos (y ocasionalmente poder presionar skip).
– Todas las reproducciones que provengan de playlists de usuarios pagadas (negocios creados para aumentar plays), son fácilmente detectados y no se consideran para destaques editoriales.
– Las canciones que ingresan por payola a la FM -pero que no cuentan con una base real de oyentes-, también son fácilmente detectadas por los algoritmos de análisis de las plataformas.
Tomando en cuenta ello, pregunto:
– ¿Cuánto se ampara un músico, un mánager, un productor fonográfico en la idea de que “ingresar a playlists será su disparador de éxito”?
– ¿Alguna vez habrán hecho el cálculo de posibilidad sobre: «cuántos intentos» vs. «cuántas veces» ocurre un caso de éxito disparado por inclusiones en playlists?
– O, por el contrario: ¿cuántos piensan que ingresar en playlists no debe ser causa sino más una consecuencia ineludible del éxito de su proyecto?
– ¿Se conocen las diferencias y oportunidades entre las playlists editoriales, algorítmicas y de usuarios?
– ¿Se tiene consciencia del enorme desafío que significa ser incluido en una playlist y tener que demostrar que uno sabe cómo aprovecharlo y así potenciar su rendimiento?
Si repentinamente un artista logra múltiples destaques editoriales en plataformas de streaming y a nivel global (sueño de muchos), también deberá estar excelentemente preparado administrativa, legal, financiera, digital y psicológicamente para potenciar esta ventana de oportunidad. Cuando ello ocurre y se aprovecha adecuadamente, se cumple el deseo disparador que se tiene sobre las playlists. De lo contrario, de no saber aprovechar aquella oportunidad, podría defraudar fácilmente a los editores que apostaron por su destaque, deteriorar seriamente su reputación ante cada plataforma que apostó por destacar y reducir la oportunidad de futuros destaques.
Tras cinco años de trabajar ardua y diariamente en la distribución digital de diversos territorios y géneros, percibo que:
1) Existe un exagerado interés y expectativas en que alguien logre “incluirte” en una playlist (basado en prácticas obsoletas de «argolla» amical, contactos o «payoleo») para «alcanzar el éxito”.
2) Por lo mismo, se devalúa inmerecidamente el potencial de la experiencia en vivo, donde las buenas canciones interpretadas juegan un verdadero rol disparador (trigger), como experiencia cautivadora de audiencias reales y leales: nuevos seguidores/oyentes en plataformas y redes.
Las plataformas de streaming en definitiva aparecieron en la industria de la música como un agente de cambio: destruyeron el modelo del «payoleo» radial para dar paso a un sistema más meritocrático, ya sea por la calidad musical o gracias a la constancia en la gestión de cada proyecto.
Por todo ello, debemos trabajar cada vez más en el fomento de proyectos musicales con cimientos sólidos; para poder crecer sostenidamente en armonía y preparación ante la inminencia de convertirse en un fenómeno multi-territorial (donde los destaques editoriales no serán causa, sino la consecuencia de un verdadero éxito).
Contenido editorial gracias a nuestro aliado Altafonte:
Camilo Vega Willstatter.
Managing Director
Andean & Central America Region
Altafonte Network