Fotografía Cortesía de Rock Al Parque
Fotógrafo: Kike Barona

Si preguntamos sobre la definición del ‘Rock’ muchas son las respuestas. Este término inspira más explicaciones sobre su significado qué subgéneros del mismo. Desde 1995, en Colombia se gesta cada año un espacio para quienes han encontrado en esta cultura musical, un espacio para la melomanía, la rebeldía y… ¿la inclusión? Hablamos con Chucky García sobre este género, su papel como programador del festival y la polémica que generó el cartel de esta versión.

En la década de los 50’s el blues, el rhythm and blues, el country, el folk, el jazz e incluso la música clásica crearían una combinación que detonaría en uno de los géneros más populares de las décadas siguientes, a la agrupación de estos sonidos se le llamó: Rock and Roll o su moderno y abreviado nombre, ‘Rock’. La rebeldía de los ritmos de los afroamericanos y un ambiente social de cambio desembocaron en una cultura musical que reunía a los jóvenes sin importar su color, entorno a letras y sonidos de protesta.

Paralelamente y gracias a los medios de comunicación, a Latinoamérica llegaron ecos de esta nueva revolución musical, nacieron exponentes del género y las sonoridades de nuestro continente, que también tenían sus raíces en la cultura negra, se mezclaron en un nuevo mestizaje cultural. Pasó por un retroceso en la represión de épocas de dictadura, pero logró su distribución en la clandestinidad, llegando a los oídos curiosos de los jóvenes de la América Latina de los 70’s donde logró sobrevivir hasta su posterior estallido en los 80’s con una oleada de bandas que, en nuestro idioma, convirtieron este género anglosajón en el grito de rebeldía de toda una generación.

En la década de los 90’s nace Rock Al Parque, evento que se ha transformado en un festival que durante tres días presenta en Bogotá, Colombia, a bandas internacionales alternadas con bandas nacionales y distritales, estas últimas escogidas por convocatoria a través del Instituto Distrital para las Artes – IDARTES. Este 2019, la celebración de sus 25 años estuvo enmarcada por una curaduría impecable, más de 340 mil asistentes y… controversia. 

 

Fotografías cortesía Rock al Parque

Fotógrafo: Kike Barona

Nombres como Fito Páez, Gustavo Santaolalla, Pedro Aznar, El Tri, Christina Rosenvinge, Rita Indiana, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, Pedrina, Odio a Botero, Kraken, Juanes y muchos más. (consulta el cartel completo de Rock al parque 2019 aquí) se escucharon en el Parque Simón Bolívar, marcando un hito en la historia de los festivales en Colombia y América Latina, pero desde la misma aparición del cartel los comentarios en redes no se hicieron esperar, así como las respuestas de Chucky García, programador artístico de este festival desde el año 2014 y profesional programador recurrente de nuestras Ruedas de Negocios.

Quisimos hablar con él y preguntarle sobre esta celebración y todo lo que se mueve detrás de la difícil tarea de curar un espectáculo musical.

P: Para quienes no conocen esta figura podrías explicarnos ¿Qué hace exactamente un programador artístico?

R: “En palabras muy sencillas, es quien cuida la programación artística de un festival, concierto o evento de música en vivo. La cuida, la estructura, le da sentido, le da equilibrio; cuida de que tenga un balance pero que también sea arriesgada y que cumpla las expectativas del público que se espera asista el festival, concierto o evento de música en vivo”

P: ¿Crees que el Rock como género musical, tiene una definición única?

R: “Sin duda. El rock como género es muy claro y exacto de definir, otra cosa muy diferente es cuando hablamos de «rock latinoamericano» o «rock colombiano», porque ahí está implícito un mestizaje. Y hace más de 50 años ha sido así en todos nuestros países latinoamericanos. Y otra cosa muy importante a tener en cuenta es que el rock, como género, es una cosa bien distinta a lo que el rock, como eje de un festival, es. Es decir: el rock está presente en un festival como Rock al Parque y de hecho hace parte de su nombre, pero eso no quiere decir que todo lo que suena dentro del festival puede o debe ser considerado como rock. Rock al Parque es un festival de rock con las puertas abiertas a otros géneros, siempre fue así, nació así y no es cierto que para que una banda de rock puro y concreto pueda encajar en Rock al Parque debe tener tambores o una gaita.”

P: ¿Cómo se definió la línea curatorial de este año?

R: “Durante tres meses escribí un documento con la línea curatorial para la edición 2019 de Rock al Parque, que coincidía con los 25 años de vida del festival. Luego, con ese documento, me senté con el equipo de Idartes, responsable del festival, y terminamos de darle forma y sentido, teniendo en cuenta además que la celebración no se podía quedar solamente en lo artístico, sino que tenía que tener otros componentes de memoria, que refleja lo que el festival ha sido para la ciudad y lo que la ciudad ha sido a través del festival. Por eso vamos a lanzar un vinilo con canciones de las bandas locales que han pasado por el festival, así como dos libros y una exposición fotográfica itinerante, que por cierto ya está recorriendo la ciudad. En la línea curatorial tuve en cuenta básicamente cuatro cosas: el ADN latinoamericano del festival, los repertorios de las bandas locales nuevas y de trayectoria, una mayor participación femenina y un primer show para niños en el marco del evento.”

P: ¿Qué piensas de la polémica que hubo en redes sociales sobre el cartel de este año de RAP? 

R: “Creo que siempre ha sido así, incluso desde antes que nacieran las redes sociales, porque el festival data de la época en que la música aún se movía a través de casetes y CD’s. En esa época nos sentábamos en un andén con una cerveza en la mano a debatir sobre el festival, ahora pues esa misma conversación, creo yo, se trasladó a las redes y cómo las redes concentran una visión unilateral de las cosas pues pareciera que siempre hay un debate. Hubo críticas porque incluí a Juanes en el cartel, algo que finalmente trajo cosas muy positivas para el festival como evento de ciudad, pues incluso lo puso en boca y conocimiento de personas que jamás habían ido al festival o que ni siquiera conocían su nombre.”

P: ¿Cuál fue tu momento favorito de esta versión?

R: “Hubo muchos, el show de Rita Indiana, porque estuve detrás de ella diez años para que volviera a presentarse en vivo; el show de Juanes, el de Santaolalla y el cierre de la Orquesta Filarmónica de Bogotá con invitados de agrupaciones bogotanas, colombianas y latinoamericanas como Aterciopelados, La Derecha, Estados Alterados, Kraken, Control Machete, Café Tacvba (de dicha banda participó su cantante Rubén Albarrán), Draco Rosa, Pedro Aznar y Los Amigos Invisibles. Fue un show que diseñamos y planeamos casi que durante un año, y ver cómo una idea escrita en un papel cobró vida y cobró vida a través de un centenar de músicos y ante casi 110 mil personas fue absolutamente conmovedor. Ver lo que la gente y lo que la raza humana es capaz de crear cuando se une a través del arte es algo frente a lo cual no queda otra cosa que maravillarse y llorar de la emoción.”

P: ¿Cómo superar la cifra histórica de asistentes que hubo este año en el festival?

R: “Creo que la cifra histórica que se alcanzó este año, 343 mil personas en tres días de programación, marca un hito no solo en la historia del festival sino de la historia de la música en vivo en Colombia. Creo que esta edición de Rock al Parque bien puede ser el concierto o festival con mayor asistencia en la historia del país. Y esa cifra, si bien superó nuestras propias expectativas, porque la verdad es que no esperábamos una respuesta así de generosa, pues es el resultado de un trabajo serio, detallado, comprometido y hecho con corazón, más que con politiquería, como suponen algunos. Idartes, la Secretaría de Cultura y la Alcaldía Mayor realmente trabajaron para que esto fuera posible sin mayor ambición que entregarle a los ciudadanos un festival a la altura de sus 25 años de historia, que honrara lo que el festival es como ejemplo de apropiación de la ciudad y referente de tolerancia, inclusión y diversidad. Como programador y curador, es el festival más redondo que he hecho, cada una de las decisiones que tomé y cada una de las cosas que propuse fueron tenidas en cuenta y respetadas hasta el final, es el plano más completo que he podido dibujar y hacer sobre un evento de música en vivo y ver lo que la organización, los artistas y la gente construyó a su vez a partir de ahí y la comunión que se logró entre todos es lo que me deja más feliz. Eso es lo que para mí será inolvidable, dicha comunión, y espero que se vuelva a repetir, así sea en una menor cifra.”

Al ver las fotografías, vídeos y todo el cubrimiento hecho por medios nacionales e internacionales,  de los asistentes al evento y de quienes lo siguieron en las transmisiones en vivo, es evidente que la controversia fue mínima al compararla con el éxito de este festival que una vez más demuestra con hechos, que la música es eso que a todos y todas nos une y nos mueve.

¡Larga vida a RAP y felices 25 años!